CRONICA DE UN RELATO ANA KARINA ARGÜELLO
Varios meses habían pasado desde aquel día. Incertidumbre. En los últimos tiempos las cosas habían cambiado, no que antes hubieran sido mejores, creíamos que existía una nueva oportunidad.
Las dudas me invadían y a veces las imágenes violentas volvían a mi mente.
Temía a lo que podría pasar, inestabilidad emocional lo llamaba yo.
Me lo imaginaba llamando a la puerta, sentándose a la mesa, pero ya era tarde y la noche había llegado y con la luna nuevamente los miedos.
Recordaba aquellos tiempos en los que creía tener el mundo en mis manos, en los que fuimos felices, paseando, charlando. Lo positivo y lo negativo se entremezclaba en un gris que coloreaba mis horas diarias. La locura era la palabra clave: ataques de pánico, bipolaridad, ansiedad, depresión, violencia, ataque psicótico, post trauma. Eran los términos que mi mente buscaba.
Era tan difícil, duro, triste...
Soñaba con mi casa, el jardín, el fondo, las plantas, los árboles, los animales, un poco de ilusión aun quedaba en mi alma destrozada.
En esta vida desformada, yo no quería estar más.
Las dudas me invadían y a veces las imágenes violentas volvían a mi mente.
Temía a lo que podría pasar, inestabilidad emocional lo llamaba yo.
Me lo imaginaba llamando a la puerta, sentándose a la mesa, pero ya era tarde y la noche había llegado y con la luna nuevamente los miedos.
Recordaba aquellos tiempos en los que creía tener el mundo en mis manos, en los que fuimos felices, paseando, charlando. Lo positivo y lo negativo se entremezclaba en un gris que coloreaba mis horas diarias. La locura era la palabra clave: ataques de pánico, bipolaridad, ansiedad, depresión, violencia, ataque psicótico, post trauma. Eran los términos que mi mente buscaba.
Era tan difícil, duro, triste...
Soñaba con mi casa, el jardín, el fondo, las plantas, los árboles, los animales, un poco de ilusión aun quedaba en mi alma destrozada.
En esta vida desformada, yo no quería estar más.
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